urante años nos han repetido que la solución a la crisis ambiental está en reciclar más, usar menos bolsas y cerrar el grifo mientras nos lavamos los dientes. Pero la realidad es otra: aunque nuestras acciones individuales suman, el verdadero problema está en un nivel mucho más alto.
Las grandes industrias siguen produciendo toneladas de plásticos y materiales desechables sin un plan real para manejar sus residuos. Y mientras tanto, el planeta paga la factura.